No importa cuantas veces pidas perdón. No importa cuanto intentes hacer el papel del bueno. Rompe un plato y pedile perdón, capaz así entiendas.
Los platos rotos siguen en el piso. Sí. Es como escuchas. Dejaste los platos rotos en el suelo. Deberías juntarlos vos mismo. Pero no. Aunque pidas perdón en mil idiomas, ya sabes que no alcanza.
De la misma manera funciona con un corazón roto. Eso hiciste. Dejaste el corazón desarmado. Dijiste perdón y pensaste que de esa manera estaba listo para recibirte cuantas veces quieras volver. Pensaste que con un perdón iba a volver a su lugar. No. Te equivocaste. No importa cuantas veces digas "perdón". No importa lo que hagas. Si ya haces sentir insuficiente a una persona, no hay perdón que rescate.
Estaba todo acá, boludo. La mesa estaba puesta. Pero no. No podías ser cordial. Tenías que romper todo. Tenías que romper los platos. Ya esta, no podes hacer una mierda. No importa cuanto lo pienses ¡NO! No pidas perdón. Basta. No me sirve tu arrepentimiento falso. Porque ya están todos rotos ¿o no? Que importa lo que digas ahora.
Puse la mesa. Encendí unas velas. Con una sonrisa me quise despedir de la mejor manera. Pero no. Tu mejor forma de terminar era generando caos. Y que mejor caos que el de un plato roto... o todos.
Dale. Rompelos todos. Si ya empezaste ¿Que te cuesta terminar? Rompe. Dale. Yo me encargo de limpiar. Observo tu caos. MI CAOS. El caos que queres generar para que no sea fácil olvidar. No importa a que costo.
Si que generaste un gran quilombo, eh. Los platos rotos siguen acá. Generan miedo a la hora de pisar. Miedo a cortarse. Miedo a sangrar. Es horrible no tener confianza para caminar ¿sabes? ¡Dale, cagona, pisa! Me grito una y otra vez. Pero no, no puedo. Cada vez que limpio, se vuelven a romper. Volves a romperlos vos.
¡Basta! Dejame. Es mi caos. Son mis platos. Así que andate, pero andate con la cabeza agachada. El caos fatal que armaste, solo genero ruido. No importa que tanto ruido hagas, a veces no te escuchan.
No da orgullo irse generando semejante quilombo. No te comas el personaje. Es nefasto. Pero quedate tranquilo, que este huracán lleva tu nombre. Orgullo da irse con la mesa puesta y las velas encendidas.
Donde no hay mas nada por hacer, solo queda dar las gracias, dicen... pero donde hay demasiado; solo queda hacer mucho ruido y generar caos. MIRA. ACÁ ESTOY. MIRAME, POR FAVOR. NO ME QUIERO IR. FRENAME. ROMPI TODOS LOS PLATOS. POR FAVOR, MIRAME. ¿A qué costo hay que mirarte? ¿A qué costo intentas llamar la atención? Rompiste todo. Me rompiste. Hiciste tanto ruido que solo escuchaba silencio. Que ironia ¿no?
Deja. Quedate con tu caos. Rompe todo. Dale. Lo lograste. Lograste el caos. Pero nadie ve ni escucha tu berrinche de nene ¿Qué importa si estas? Ya nadie te esta viendo. Deja el acto de bebe y fijate que estas solo. Ya no hay nadie para mirarte, ni escucharte. Ahora dejaste todo roto en el suelo y no puedo caminar. NO PUEDO. Tengo miedo de que se vuelvan a romper y me aturdan.
Te puse la mesa. Te prendí las velas. Vos tiraste el mantel y rompiste los platos. Quisiste hacer ruido y que te escuchen. Pero solo generaste silencio absoluto. Levanta la vista. La habitación esta vacía ¿no te diste cuenta? Nadie escucho tu caos. Solo se escucho una puerta cerrarse. Era yo. Cerrandote la puerta y dejandote con el berrinche que hacías para que te escuche. Y te quedó eso. Soledad. Vacío. Silencio. Y tus platos rotos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario