'Te llevo para que me lleves' cantabas mientras yo te miraba con esa cara de embobada con la que te miro siempre. Esa cara que prefiero ocultar muchas veces, y de hecho, lo hice. Nunca te diste cuenta como te mire ese día. No, no es que este mal. Mira como me brillan los ojitos por vos, pero la diferencia, es que era nuestra primera cita.
¿Como iba a desbordar amor por los ojos cuando era la primera vez que salíamos? No importa cuanto tiempo pase de ese día, me acuerdo y sonrio. Estabas tan concentrado con la guitarra y cantando, que no te diste cuenta que te miraba como si estuviésemos juntos hace tiempo. Mi cabeza pensaba "es muy pronto para mirarlo así" y al mismo tiempo no podía evitarlo. Fue realmente un flechazo.
"Te llevo para que me lleves" cantabas. Y ahora no puedo escuchar esa canción sin viajar a ese día. Sin viajar, sin escalas, a vos y sentir algo en la panza que me genera escalofríos.
Llevame que te llevo al fin del mundo, pienso. Llevame que te llevo, a la luna o a marte, como cada vez que nuestras pancitas se rozan. Llevame que te llevo, de la mano a cualquier lado, porque cualquier lugar es perfecto si estas vos ahí, para hacerme reir, para hablar de la vida o de vos y de mi, y de como llegamos a estar acá, porque ni vos, ni yo caemos en como se dio todo.
"Te llevo para que me lleves" canta mi cabeza, o te canta sin poder evitar volver mil veces a ese 11 de diciembre...
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